IDEAS PRINCIPALES
J.Martin López Calva presenta un documento en la Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad,
Eficacia y Cambio en Educación.
Nos encontramos en el siglo XXI y uno de los aspectos
principales es la globalización y los cambios que ésta trae. La relevancia e
investigación sobre los valores en la educación ha aumentado con respecto al
pasado y estas investigaciones están centradas principalmente en saber qué
valores son deseables y a su vez están priorizados por la educación para ser
inculcados en los alumnos. Este camino de investigaciones nos lleva a que las
prácticas educativas vigentes tengan un enfoque muy dominante y principal de
enseñar a los alumnos unos valores predefinidos (concretos). Y a su vez buscar
estrategias que sean eficaces para enseñar estos valores concretos a los
alumnos y en mucha menor medida enseñarles un razonamiento moral.
En la actualidad estos valores están orientados a
aumentar la competitividad, productividad y a maximizar los beneficios
económicos. Esta crisis de los valores del siglo XXI exige un cambio para la humanización del individuo
y sociedad. Con esta idea en mente es importante describir dos características
importantes: la pluralidad (el flujo de información y de personas actualmente
en el mundo ha crecido mucho y queda reflejado en el multiculturalismo. Esto a
su vez desemboca en que seamos diferentes y cada uno tenga sus propios valores
aun conviviendo juntos). Y la
incertidumbre, en la cual hay un derrumbe de lo que es moralmente bueno (lo que
puede ser moralmente bueno para mí para otra persona a lo mejor no puede serlo)
y entonces dejan de existir unos valores que son universalmente aceptados y
asumidos como eternos e inmutables. Estos dos conceptos definen la situación
actual de los valores en el mundo.
La conclusión
planteada es la gran dificultad de establecer los valores necesarios para
sustentar la formación de los alumnos.
En cuanto al apartado de la moral como estructura y
moral como contenido destacan Aranguren y Xabier Zubiri. Estos dos autores nos
presentan la moral como dos tipos de moral. Nos dicen que la moral como
estructura es una moral humana predefinida que hace que relacionemos nuestra
ética y nuestros valores justificadamente. Por otro lado, la moral como
contenido son los valores predefinidos que varían en función de cada cultura y
cada sociedad.
Melchin en cambio argumenta que hemos estado
estudiando unos valores como preguntas correctas con una respuesta. Y durante
generaciones estas respuestas se han ido transmitiendo, pero sin hacer
preguntas. Él relaciona estas preguntas correctas como la moral como
estructura, es decir, qué valor y qué tipo de moral tengo que utilizar en cada caso.
Y las respuestas las relaciona como la moral como contenido (el valor de la
libertad, mejor dicho, el valor de lo que está bien y lo que está mal). También
llega a la conclusión de que son inseparables puesto que si hay unas preguntas
hay unas respuestas. Melchin dice que, desde el punto de vista de la educación
para la libertad, es exigido estudiar la moral como estructura. Por tanto,
plantea que lo importante en la educación es que se base en enseñar a los
alumnos a criticar y a razonar cuales son los valores y la moral que deben aprender.
Edgar Morin y Bernard Lonergan tienen dos teorías.
Por un lado, en la obra de Morin destacan tres ideas básicas: la primera
consiste en la ética como religación del ser humano, es decir, todo lo que
vamos aprendiendo lo aprendemos a partir de unas vivencias. Y con esas
vivencias creamos conexiones (religaciones) entre conocimientos. Y todo esto
sería la ética según Morin.
Por otro lado, la moral para Morin es considerada
como un enfrentamiento entre distintos valores.
(También aparecen los antivalores, lo incorrecto). Además,
este autor considera que tenemos que emitir un juicio razonable para elegir de forma
responsable los valores (elegimos lo bueno por no elegir lo malo). Por último,
Morin habla sobre cuatro deberes fundamentales que tenemos todos los seres humanos:
los deberes egocéntricos, que son los que tienen que ver con nosotros mismos;
los genocéntricos, que hablan de nuestros antepasados y nuestra herencia
personal; los Sociocéntricos, que son valores que afectan al nivel social; y el
antropocéntrico, que son los valores y juicios que tomamos y realizamos a nivel
humano. Hay que destacar que estos deberes a veces chocan entre ellos, por ello
la educación de la libertad correcta sería saber elegir de forma adecuada entre
esos valores para poder encauzarlos hacia un bien común.
Lonergan defiende que la toma de decisiones y la
moral de las personas es un acto de comprensión existencial y se basa en tres
etapas. La primera es la experiencia sensible, que son las vivencias (todo lo
que percibimos con las vivencias lo recopilamos y hacemos una relación de datos
que se convierten en un juicio propio). Por último, cuando tenemos esas ideas
formadas nos hacemos preguntas para la deliberación (¿esto es bueno?, ¿no
debería hacer esto?) y a continuación hacemos una reflexión ética. Por otro
lado, Lonergam considera que lo que realmente buscamos con todo el proceso de
crear una moral, unas ideas, una reflexión, y nos lleva a crear un juicio, es
la autenticidad humana. Para ello pasamos por un proceso de auto-comprensión
más allá de la sociedad. Esta auto-comprensión se relaciona con la moral como
estructura, por lo tanto, encontrar la moral es un proceso educable. Es decir,
un crecimiento progresivo de la autonomía de la persona. Y con ello llegamos a una
libertad efectiva, que es la autodeterminación.
La educación de la libertad es un ejercicio de
desarrollo de la moral como estructura. Este ejercicio se realiza mediante un
proceso simplificado en el que tenemos a su vez una visión reducida de la realidad.
Todo esto sigue hacia un proceso complejo en el que intervienen reflexiones
profundas y críticas justificadas. Estos pasos nos llevarán a una elección
humana auténtica. Por consiguiente, todo este proceso tiene que sustentarse por
factores y condiciones de la autenticidad humana (la atención, inteligencia,
razonabilidad y responsabilidad).
Los elementos centrales de una educación dirigida a
la libertad son la transversalidad, integralidad, afectividad, centralidad de
las preguntas, responsabilidad, complejidad, historicidad y realismo. La transversalidad
reside en que la educación a la libertad se puede exponer implícitamente en
todas las asignaturas. Por otro lado, la integralidad enuncia que lo moral es
un proceso complejo y necesita que intervengan todas las dimensiones humanas;
la afectividad enuncia la importancia de tener una paulatina educación
emocional; la centralidad de las preguntas tiene como objeto que los
estudiantes puedan llegar a hacerse preguntas cada vez más acertadas para
reflexionar adecuadamente; la responsabilidad se concibe en reflexionar antes
de actuar; la complejidad engloba tener una visión más global de la educación
garantizando así el bien social y evitando valores deshumanizantes; la
historicidad dice que los valores no han de ser inamovibles aunque tengamos una
tradición. Y por último el realismo postula que no tenemos que concebir la
educación de la libertad como una utopía, sino como una realidad alcanzable.
El último apartado de este artículo nos habla sobre
la transformación educativa necesaria. El autor defiende que los educadores
deben renovar sus prácticas educativas. Y estas reformas incluyen centrarse más
en la toma de decisiones, métodos de trabajo y operaciones estructuradas. Por
otro lado, los profesores deben tener una auto-reflexión y autoanálisis sobre
sus formas y estrategias de enseñanza para una mejor reflexión crítica de los
alumnos. También se defiende que la organización del currículo debería
preocuparse de lo ético para una mejor educación, incluyendo una perspectiva más
enfocada a los problemas humanos, ambientales y sociales. Por último, propone
un cambio en la cultura escolar centrada en el dinamismo del ser humano y en el
convencimiento de todos.
Con todos estos datos se podrá llevar a cabo una verdadera
reforma de la educación.
RELEVANCIA
DEL TEMA EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
En el texto se defiende difundir en la educación una
moral como estructura y no, una moral como contenido. Esta última está enfocada
en valores predefinidos que varían en función de cada cultura y cada sociedad.
En cambio, la moral como estructura hace que relacionemos nuestra ética y
nuestros valores justificadamente. Esto es muy importante tenerlo en cuenta en
el ámbito educativo ya que como dice Melchin los alumnos desarrollarán el valor
y el tipo de moral adecuado para utilizar en cada caso. Por tanto, lo importante en la educación es
que se base en enseñar a los alumnos a criticar y a razonar cuales son los
valores y la moral que deben aprender. También tenemos que tener en cuenta la
postura de Morin. Es decir, tenemos que emitir un juicio razonable para elegir
de forma responsable los valores. Y es necesario cumplir los cuatro deberes
fundamentales que tenemos los seres humanos para seguir una educación de la
libertad correcta. Y así saber elegir de forma adecuada entre los valores para
poder encauzarlos hacia un bien común. Por otro lado, las tres etapas que
expone Lonergan también deben tenerse en cuenta para mejorar los valores en la
educación. La auto-comprensión se relaciona con la moral como estructura y por
ello encontrar la moral se convertirá en un proceso educable. En todos estos
procesos es importante que intervengan la atención, inteligencia, razonabilidad
y responsabilidad del alumno para poder ser verdaderamente eficaz.
Por último, todos estos puntos defendidos en el
texto son importantes para renovar las prácticas educativas de los docentes y
así sacar el mejor rendimiento de ellos.
MI OPINIÓN
Todas las ideas planteadas
en el texto son muy importantes. Me ha parecido muy interesante el tema tratado
y de gran utilidad para la futura formación del profesorado. Por otro lado, los
temas proyectados son complejos pero necesarios para una buena educación. Estos
valores analizados deberían ceñirse al sistema educativo y mejorarse con el
transcurso del tiempo. Cada autor en el texto plantea cosas diferentes y
considerables que te hacen reflexionar sobre la gran importancia que tienen los
valores en el contexto educativo.
En el mundo actual estos
valores están desapareciendo poco a poco y con el transcurso del tiempo se
perderán. Conozco a muy pocos profesores que me hayan hablado sobre estos temas
a lo largo de mi trayectoria académica. Por tanto, considero la asignatura
“Teoría de la Educación” vital para los futuros profesores.
En mi opinión, este texto es muy educativo y te
enseña cantidad de conceptos nuevos como “moral como estructura”, “moral como
contenido” y muchos más.
Por último, este escrito me ha llamado
mucho la atención y hace replantearme los grandes
fallos que tiene la educación en las aulas. Nosotros como futuros profesores de
primaria deberíamos preguntarnos cuales han sido los errores de nuestra etapa
educativa y cómo podríamos solucionarlos.
En conclusión, una educación debería ser resistente
y con función de soporte como decía Delors, además de transmitir la moral como
estructura planteada en este texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario